domingo, 20 de febrero de 2011

El alcoholismo, una enfermedad "muy democrática"

A diferencia del consumo de otras sustancias adictivas, beber alcohol es un hábito social y culturalmente aceptado en muchos países. Está "bien visto", como se dice comúnmente. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcoholismo causa más de dos millones y medio de muertes cada año.
Y América Latina no es una excepción en este problema de salud pública. En la región, el consumo de alcohol por cabeza supera en un 40% al promedio mundial.

El último informe elaborado por la OMS en 2007 sobre el alcoholismo en el continente americano concluyó que "el valor promedio de consumo per cápita de alcohol en las Américas es de 8,7 litros, lo cual está muy por encima de la media global de 6,2 litros".

Pero además, en la región, el alcoholismo tiene un matiz particular ya que es un problema que afecta cada vez a personas más jóvenes.




Consumidores cada vez más jóvenes

"El alcoholismo es una enfermedad muy democrática en América Latina. Hay un patrón de consumo de alcohol en la región que es diferente de otras partes del mundo. Aquí los jóvenes comienzan a consumir alcohol muy pronto y esto es un problema grave", comentó a BBC Mundo el profesor Arthur Guerra de Andrade, profesor de psiquiatría en la Universidad de Sao Paulo y presidente de la ONG Centro de Informaciones de Salud y Alcohol en la ciudad brasileña.

Pero aunque la media regional de consumo de alcohol es elevada, no todos los países latinoamericanos tienen hábitos equiparables.

"No hay una distribución uniforme. Hay una relación con la economía de los países. Por ejemplo, en Chile, la prevalencia de alcoholismo es más baja. En cambio, los países más pobres, como Bolivia y América Central, tienen más alcoholismo. Sin embargo, en esos casos quizá no existen datos tan precisos porque los estudios epidemiológicos son menores", apuntó Guerra.

En una región tan grande, la realidad del problema del alcoholismo es diversa. Sin embargo, los expertos coinciden en asegurar que los planes de prevención del consumo de bebidas alcohólicas en América Latina son insuficientes.


"Tratamiento integral"

"Las políticas de salud en América Latina son pobres. Se espera que el Estado pueda ofrecer una varita mágica para la situación, pero el problema es social. Los países deberían hacer conductas más pragmáticas en este punto. Tenemos una situación primaria y hay que comenzar por la base", sugirió Guerra.

En este sentido, a menudo, la gravedad del problema y la forma en que es percibido socialmente no coinciden.

El consumo de alcohol tiene un gran arraigo en las sociedades latinoamericanas y beber es con frecuencia un acto social.

Quizá por esta razón, cuando ese acto se convierte en una adicción y deriva en una enfermedad, el alcoholismo puede pasar desapercibido para muchos ciudadanos o ser interpretado como un problema meramente psicológico.

"Muchas persona ven el alcoholismo como un problema de personalidad, no un problema médico, sino como un problema de moral, de fuerza de voluntad. Como si la persona que bebe fuera una persona débil, sin una personalidad fuerte. Pero esto es un error", afirma Guerra.

"El alcoholismo es un problema de salud, la persona que bebe acaba teniendo un cuadro de dependencia, problemas orgánicos, psicológicos, de trabajo y con la familia. Como problema médico, necesita de un abordaje no sólo psicológico, sino también médico, apoyo de trabajadores sociales, psicoterapeutas. Es preciso un tratamiento integral", concluyó.




Fuente: BBC Mundo




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jueves, 10 de febrero de 2011

El desafío de la pandemia de obesidad a nivel mundial

Entre los países más ricos, Estados Unidos lidera la lista mundial de obesidad
Debido a que van en aumento los países que adoptan el modo de vida occidental, más del 10% de la población mundial es obesa, según una serie de estudios que publicó en su último número la revista médica "The Lancet".

Las investigaciones, realizadas con el objetivo de identificar factores de riesgo en las enfermedades coronarias, coinciden en que existe una "pandemia de obesidad" ya que se ha duplicado entre 1980 y 2008.

En 2008, más de 500 millones de personas en todo el mundo eran clínicamente obesas. La incidencia era mayor entre el sexo femenino, ya que había 297 millones (13,8 %) de mujeres obesas y 205 millones (9,8 %) de hombres obesos, frente a unos porcentajes respectivos del 7,9 % y 4,8 % en 1980. Esto significa que tenían un Índice de Masa Corporal (IMC) -la medida resultante de dividir el peso del individuo en kilos por su altura en metros al cuadrado- superior a 30.

La mayor tasa de obesidad se registró en las naciones de las islas del Pacífico, con niveles medios de IMC de entre 34 y 45, un 70 % por encima de algunos países del sudeste asiático y África.

Entre los países ricos, EEUU figuraba en el primer puesto de la lista de obesidad, con un Índice de Masa Corporal medio de 28, tanto para hombres como para mujeres.

Además, "The Lancet" publicó tres estudios que analizan de manera conjunta los niveles globales de obesidad, el colesterol y la presión sanguínea, intercambiando sus respectivos resultados. En contraste con el incremento de la obesidad, la siguiente conclusión destacada fue que la proporción de la población mundial que tiene problemas de hipertensión disminuyó entre 1980 y 2008.

Gracias a sus prestaciones sanitarias, los países ricos fueron los que lograron los mayores avances en el control de la hipertensión y también los que consiguieron que, en este periodo, retrocedieran los niveles medios de colesterol entre la población.

En oposición a esta buena noticia, se constató que hay países emergentes y pobres, como es el caso de las naciones del Báltico o de los países del este y el oeste del continente africano, que registran los niveles de presión sanguínea más altos del mundo, igualando los existentes en algunas partes de Europa Occidental hace treinta años.

Incluso, países que habían sido históricamente bajos en niveles de colesterol, como Japón, China y Singapur, muestran en este periodo incrementos, a causa de un cambio dietario, con la incorporación de más grasas animales.

Estos resultados "demuestran que el sobrepeso y la obesidad, la hipertensión y el colesterol alto ya no son solo problemas occidentales o problemas de las naciones ricas", explicó el profesor Majid Ezzati, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres.

Gretchen Stevens, de la Organización Mundial de la Salud, dijo que "tenemos que identificar, aplicar y evaluar de manera rigurosa las intervenciones que tienen como objetivo revertir estas tendencias o limitar sus efectos perjudiciales". De todas formas, comentó que ya es conocido que los cambios en la dieta y en la actividad física son los causantes del aumento mundial de la obesidad, pero señaló que "sigue sin estar claro cuáles serían las políticas que ayudarían a reducir con mayor eficacia la obesidad".

El doctor Mike Knapton, de la British Heart Foundation señaló que la obesidad "es una tendencia preocupante, pero que puede ser revertida con políticas eficaces y con cambios en el estilo de vida, con la ayuda de importantes avances en la medicina", a lo que añadió que la mejora en los niveles de colesterol y de hipertensión en los países desarrollados son la prueba de que hay solución.



Fuente: Observa.com.uy / La obesidad, un desafío mundial

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